La postergada edición numero 69 de la tradicional San Antonio nos dio cita el pasado primero de Marzo. Tras las torrenciales lluvias que empezaron en la segunda quincena de Enero a la organización no le quedó otra que postergar varios días la prueba. Coincidió esta fecha en la huída de miles de Uruguayos que salían de vacaciones en semana de Carnaval. Esto hizo que la ruta se abarrotara de corredores, algunos que se dirigían a la prueba otros que solo escapaban un ratito de la rutina. Un par de kilómetros antes del Solís las colas de vehículos avanzaban muy lentamente. Mientras algunos desviaban, otros se mandaban por la banquina, el Fantasma Rutero y su Familia rogaban porque el corsita no recalentara demasiado mientras escuchaban música con el vidrio bajo y avanzaban paulatinamente por el carril lento. En ese instante imagine al Tordillo paseándose por el pasillo del ómnibus de los atletas del prado, desesperado, rascándose la cabeza e intentado visualizar por algún rinconcito que sucedía mas adelante y porque el Bondi no avanzaba.
Una hora más tarde nos encontrábamos ya en la bonita ciudad de Piriápolis, estacionamos al lado de un arbolito que Mati regó urgido por el largo viaje. El clima se presentaba fresco, instalamos las playeras luego de las vallas de espaldas a la rambla, nos sacamos unas bonitas fotos con el atardecer de fondo y nos fuimos a buscar lo que toda embarazada necesita con urgencia y a cada rato. Mientras aguardábamos a que Mamá saliera, Matí y yo presenciamos la carrera de los mas pequeños. Cuando Mati vio pasar a los niños pregunto porque el no corría, le explique que estaba un poco resfriado y que si corría le podía hacer peor. Mati hizo un ademán con su mano derecha, resoplo y respondió “este tiempo de porquería”. Faltando 30 minutos para comenzar empecé a sentir frío y me tome la temperatura, tenía 37 y me dolía un poco el cuerpo. Mientras tanto llegaban niños de las restantes competencias, en ese ínterin me pareció ver a Mario y le grité sin éxito. Tome un poco de Causalón de Mati y me fui a calentar en contra de la voluntad de mi familia. Al ratito me encontré con el Tordillo que calentaba junto a Rocco, nos quedamos trotando juntos.
El Tordillo también necesitaba lo mismo que necesitan las embarazadas con urgencia pero se arreglo con un pedazo de rambla a oscuras. Otros competidores también hacían uso de este rincón que para mi sorpresa se volvió mixto. Luego de que Tordillo evacuase seguimos trotando y nos pareció divisar a ojos de Tordillo y Fantasma miope la figura del compañero Figari, luego de llamarlo y estar cara a cara nos dimos cuenta que no era quien pensábamos, seguimos trotando y nos dispusimos a no imaginar que nuestras potentes retinas podrían divisar mas compañeros. Trotamos rumbo a la largada y en el camino choque contra algo que me respondió con un ladrido, casi caigo pero seguí trotando detrás del Tordillo. Saltamos por el costado de las vallas e ingresamos en una multitud de personas. El olor a atleta se hizo intenso y volví a sentirme un poco mal, traspiré un poco esperando la salida. Desde atrás me tocaron el hombro, para mi grata sorpresa era Dieguito y Gretel que estaban apostados con flamante indumentaria Rutera prontos para largar. La largada se hizo apretada, yo salí mirando hacia donde estaba mi familia, yo los pude ver pero no ellos a mi, esto desató la furia de Matías que solo su Madre pudo calmar ofreciéndole algún bizcocho.
El ascenso se hizo fácil pero mas largo de lo esperado, mantuve un trote lento pero parejo, cuando nos faltaba rodear una vez mas el cerro empezaron a bajar los primeros competidores ya en el orden que llegarían, primero Santiago, luego Aguelmis y tercero Andrés. Llegando a la cima del cerro las aerosillas pasaban cerca de nuestras cabezas, abajo se podía ver las luces del puerto. Ya en la cima donde hice uso del puesto de hidratación me dije, hasta acá lo difícil ahora solo hay que dejarse llevar. Y prácticamente así fue. Durante la bajada las piernas no me daban abasto mientras intentaba impactar con mis pies lo mas suave posible pensando en el dolor que ya arrastraba en la planta producto del último fondo por la rambla. Casi llegando al pie del cerro encontré al Tordillo y nos alentamos mutuamente. En la última parte del cerro, las aerosillas nuevamente cerca de nuestras cabezas nos anunciaban que ya terminaba la bajada y nos quedaba tan solo un kilómetro de llanura hasta la meta. La velocidad abismal del descenso al contrastar con el plano horizontal, hizo sentir los últimos metros como si fueran interminables, el cuerpo parecía frenado y pese a que le mandaba la orden a las piernas para que fueran mas deprisa ellas seguían en cámara lenta.
En damas la victoria fue para la Bonaerence Nadia Rodríguez, en segundo lugar Aldana Sabatel fue la atleta Uruguaya mejor clasificada y cerrando el podio llego Laurita Basallo. Mientras tanto, yo corría frente al hotel argentino aminorando la marcha con el temor de no ver a Mónica, Julieta y Matías que me aguardaban para el tradicional saludo familiar. Por suerte ellos me divisaron antes y con una seña se mostraron para que yo pudiera acudir a saludarlos, retome el paso a toda velocidad y finalicé con un bonito tiempo. En cuanto a Ruteros el primero en cruzar la meta fue Daniel Gonzalez con apenas 31 minutos, mas tarde llegaríamos el resto conformando una muy buena concurrencia del equipo (los Krul, los Facet Dearmas, la Colo, Marito, Andres, los Matta, los nuevos y alguno que se me pasa). En conclusión una carrera muy bonita y excelentemente organizada. Para criticar solo la hora de la prueba, quizá un poco mas temprano, cosa de arrancar con un poco de luz. Lamentablemente no pude quedarme a la cita de la cena compartida hecha por mi amigo Tordillo, la hora, mi estado y la situación familiar hicieron impostergables el retorno una vez finalizada la carrera. Con todo llegamos cerca de la 1:00 am del Domingo. Me quede con pena de no haber compartido ese momento con la familia Rutera. Será sin lugar a dudas en la próxima oportunidad!!!