Una gran delegación de maratonistas uruguayos se hizo
presente en Rosario, entre ellos también hubo representación Rutera. Partimos
con lluvia y frío y llegamos a una ciudad que nos esperaba con sol y temperaturas
agradables, atípicas para la época. En el Bus de Bariatti, su hijo de dos
meses, Matías y el Tordillo durmieron todo el viaje, el resto lo hicimos de a
ratos. Luego de desayunar y acomodarnos en el Hotel Europeo, que no paraba de destilar
calor por su calefacción, nos fuimos en busca de los kits.
Saliendo de la parte
céntrica, encontramos la maravillosa rambla de Rosario y su monumento de la
bandera. Lamentablemente nos enteramos tarde que había un mirador en el cual se
podía ascender, Tordillo por tercera vez y nosotros también nos quedamos sin
poder contemplar lo que imagino sería una magistral postal. A la noche nos
juntamos en el comedor del Europeo y compartimos la tradicional fiesta del
tallarín o pasta party. Nos fuimos temprano a la cama, me costó dormirme un
poco por los nervios otro por la inquietud de Matías que no quedó quieto ni
mirando al oso agente.
Al día siguiente, nos juntamos para desayunar los
últimos carbohidratos y partir en bus a la largada. Producto de los cortes ya
efectuados demoramos más de la cuenta en llegar, quedó tiempo para un pequeño
calentamiento y una pasada por los químicos. Nos juntamos varios en la línea de
meta, nos alentamos y felicitamos, luego largamos. 2500 atletas y otro tanto de
público acompañaron la prueba. Los primeros 4k los hice a un ritmo de 4:45 según
comentarios de otros competidores, Tordillo se perdió adelante con su paso
ensayado de 4:30. A esta altura me pasó un corredor al cual bauticé Robocop por
su forma peculiar de correr, lo tomé como referencia y corrimos juntos gran
parte de la Carrera. Robocop y yo divisamos al tordillo no antes del kilometro 11 cuando corríamos por la Av. Pellegrini. Pero no sería hasta el 14 que lo rebasaríamos, lo hice lo más rápido posible para
no distraerlo de su paso.
En el parque que alberga el estadio de Newels, un corredor vestido de Rosario
Central fue atacado por barras, la policía dispersó a los atacantes con balas
de goma y algunos corredores vivieron momentos tensos. Nosotros solo vimos los
patrulleros al salir del parque, pensamos en algún incidente entre el chofer
molesto y los inspectores que kilómetros atrás discutían fervorosamente en el Bv. Oroño. El trayecto fue muy pintoresco, pasamos por lindos
parques y recorrimos casi toda la rambla, bandas musicales animaron la carrera. A mi entender faltaron puestos de abastecimiento, si bien había cada
pocos kilómetros agua, no había mucho para comer ni bebida deportiva. Tan solo
pasando el kilómetro 24 nos dieron un minúsculo vaso de Powerade (patrocinador
del evento), Robocop recibió una botella de 750ml pero la tiro intacta unos metros después.
La recogí y tome unos tragos, la tuve conmigo unos metros y comprobé que era
muy pesada para continuar con ella. Dejé la botella con la esperanza de
encontrarme con ella a la vuelta lo cual no sucedió. Al pasar frente al Complejo
Municipal Belgrano, Andrea, que había hecho un RP en los 8K de integración, me alentó
al grito de “dale inge”, hice un gran esfuerzo e intente devolverle una
sonrisa. Robocop me había dejado unos cuantos kilómetros atrás y ahora mi
referencia era un gallego que corría unos metros y caminaba otros secundado por
una gran comitiva en bicicleta que lo alentaba. Al llegar Carina y Matías me
aguardaban con la bandera de Ruteros, los saludé con un beso y tome la bandera
que cruzaría la meta flameando.
En la llegada salude a Robocop y al Gallego que
llegaron antes y me dispuse a estirar mientras esperaba a Eduardo. Demoró un
poco más de lo previsto, llegó extenuado, lo saludé y me respondió "nunca más".
Pese a no ser el tiempo que Tordillo quería marcar, creo que para no haber
tenido todas consigo fue un muy buen tiempo y le sobró para subirse horas más
tarde a la tarima en la premiación general de la categoría con un trofeo. Yo también compartí
esa emoción entrando 18 en mi categoría.
La competencia en la rama masculina la
ganó el colombiano Hernandez que corrió solitariamente toda la prueba y marcó un tiempo de 2:24:53 sacándole 10
minutos a quienes lo secundaban. En damas ganó una bonaerense, Natalia Acevedo, que llegó con un tiempo de 3:09:50. La corta estancia no nos dio para pasear mucho pero pasamos
muy lindo. El hotel, la excursión y el grupo de corredores que nos acompaño fue
espectacular. Una experiencia que quedará grabada en nuestro recuerdo y que nos
hizo prometernos regresar algún día, quizá con un poco más de tiempo para conocer mas en detalle la bonita ciudad Rosarina.